sábado, 31 de marzo de 2018


Cabieses, estudioso de los tesoros nutricionales del Perú

Por: José Luis Pérez Albela
Fernando Cabieses ha dejado su cuerpo físico como un triunfador, fue un destacado neurólogo, catedrático, estudioso de las plantas medicinales, fundó junto a Pedro Arellano el Instituto Nacional de Medicina Tradicional (Inmedra) y dedicó muchos años de su vida a la investigación que plasmó en numerosos libros, entre ellos “Cien siglos de pan”.
(Nacimiento: 20-04-1920. Fallece: 13-01-2009)
Esta obra, según Cabieses, lleva a los lectores a través de un viaje de diez mil años, durante los cuales la mano de los indígenas “le dio a la tierra nuevas semillas y seleccionó razas, variedades y transformó la especie silvestre en productos más acordes a sus propias necesidades, y regaló después esos productos a los hombres de otros mundos y recibió de aquellos, en intercambio amoroso y pacífico, nuevos productos y nuevas ideas de cómo seguir alimentándose”.
Cabieses plantea que una de las razones por la que genéticamente la raza indígena no acumula cantidades excesivas de colesterol es porque en el antiguo Perú, se daba gran importancia a la lactancia materna, el niño era nutrido así hasta los dos años de edad y de allí en adelante comían lo mismo que los adultos y no eran alimentados con “leche de bestias” ni con huevos, y la ausencia de estos productos no interfirió con el buen estado nutricional de los menores.
Destaca que las leguminosas constituyeron una fuente de nutrientes muy importante para el antiguo habitante del ande, siendo el pallar común, conocido mundialmente como frijol de Lima (Lima bean), la planta más antigua en ser cultivada al igual que algunas calabazas, el tarwi, tahui o chocho y cereales como la quinua, maíz, kiwicha, variedad de tubérculos, frutos y frutas constituían la base de la alimentación del hombre paleo peruano.
En el antiguo Perú todos podían nutrirse, la casi totalidad de la fuerza laboral del Imperio Inca estaba dedicada a la producción, almacenamiento, administración y distribución de los productos de primera necesidad.
Y con agradable sorpresa encontramos en este libro que el ayuno era un ritual de importancia en la relación social y religiosa del antiguo peruano. Cuando dos personajes importantes debían entrevistarse para un acto solemne, se obligaban mutuamente a ayunar e incluso a no gozar de compañía femenina, para estar más lúcidos. La primera entrevista entre Pizarro y Atahualpa demoro en realizarse porque el inca no había completado el plazo de ayuno que él se había impuesto.
En “Cien siglos de pan” podemos descubrir más sobre los frutos de esta tierra privilegiada, algunos poco valorados y que son capaces de cubrir eficientemente todas las necesidades nutricionales de la población e impulsar la agricultura como una fuente de divisa.
La República (16-01-2009)
Bien de Salud (José Luis Pérez Albela)

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